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Las burbujas suelen inflarse cuando se llenan de aire.
El aire va insuflando más volumen a la burbuja, hasta que la membrana exterior que impide que se salga el aire de su interior ya no puede expandirse más y termina explotando.
Con esta manida metáfora se explican muchos fenómenos del día a día, que se caracterizan por moverse a base de impulsos discontinuos, con poca uniformidad o estabilidad a lo largo del tiempo.
En economía, por ejemplo, se habla de burbuja cuando se producen fases de euforia, que generan grandes expansiones; hasta que se llega al máximo posible, a ese culmen o pico que produce el colapso.
Y a partir de entonces, el período de expansión se ve sustituido por uno nuevo de contracción, que funciona en sentido opuesto al anterior.
De todos es conocida la burbuja de las puntocom o la burbuja inmobiliaria, que provocó una grave crisis en España hace una década.
Las burbujas en el marketing digital
En el mundo del marketing digital también se han producido ya unas cuantas burbujas.
En los inicios de toda burbuja se producen movimientos caracterizados por ser muy expansivos, en los que la demanda aumenta mucho y se gana bastante dinero,
Ese fenómeno provoca que gente menos preparada se meta también en la profesión, devaluando las tarifas y honorarios por los servicios.
Como todo lo que sube, baja, al final de la fase expansiva, se produce el estallido de la burbuja, llevándose a mucha gente por delante..
Lo hemos visto, por ejemplo, en temas como el SEO o el community management.
En ambos campos, la demanda fue muy elevada y los primeros profesionales que aparecieron se hincharon a ganar de dinero.
Pero ese negocio floreciente atrajo cada vez a más gente, entrando también profesionales menos cualificados que querían disfrutar también de su parte del pastel.
Y esos nuevos profesionales menos preparados tuvieron que bajar tarifas para competir con los que ya estaban consolidados.
Sin embargo, esa bajada de precios sirvió para provocar el estallido de la burbuja.
Pues ahora parece que estamos ante una nueva situación de burbuja en profesiones como la diseñador web o la de copywriter, ya que mucha gente piensa que en este trabajo se gana mucha pasta y se quieren apuntar también al carro.
Pero creo que aún estamos en la fase expansiva de la burbuja y que esta puede durar bastante tiempo (así que aprovecha 😜).
Algo que no sucede en el mundillo del storytelling y del marketing emocional o experiencial, que están empezando a morir de éxito. .
El problema es que este mercado es mucho más pequeño y se ha abusado del mismo hasta la saciedad.
En este episodio 23 de WritingPod te voy a explicar qué es el storytelling y cuáles son las mejores técnicas para que un texto en el que aplicas storytelling sea, además, persuasivo y que cumpla con sus objetivos. Clic para tuitearNo todo es storytelling
Hay mucha gente que hace storytelling simplemente porque les gusta escribir.
Incluso es posible que muchos de ellos lo hagan bien, al menos desde el punto de vista narrativo o de la forma de redactar.
Pero el objetivo que perseguimos los copywriters cuando empleamos técnicas de storytelling no es literario, sino que está directamente relacionado con la conversión (ayudar a nuestros clientes a que vendan más, a que alcancen a una audiencia mucho mayor o a que consigan más leads).
Y esto es algo que no se puede hacer solo a base de contar historias.
En este episodio 23 de WritingPod te voy a explicar qué es el storytelling y cuáles son las mejores técnicas para que un texto en el que aplicas storytelling sea, además, persuasivo y que cumpla con sus objetivos.
Porque de ese modo sabrás distinguir entre un texto escrito por un copywriter que utiliza el storytelling y una historia sin más, sin fuerza, del montón, que no empatiza con el lector ni se preocupa por sus necesidades.
Además, también te voy a enseñar que el storytelling es una herramienta, no una profesión en sí misma. Y te lo voy a mostrar con varios ejemplos que te ayudarán a entender por qué se está abusando de este término.
Marketing emocional como alternativa al marketing convencional
La obsesión de muchos profesionales por distinguirse de sus competidores les lleva en muchas ocasiones a buscar caminos alternativos por los que es difícil transitar (o sencillamente no tiene sentido pasear por ellos).
Considerar que un profesional del marketing puede dedicarse exclusivamente a hacer storytelling, marketing de emociones, marketing experiencial, o marketing de sensaciones con los proyectos de sus clientes, es erróneo.
De hecho, sería algo así como decirle a los posibles clientes: “contrátame porque yo soy distinto a los demás”, cuando realmente no hace nada distinto a los demás.
¿O es que piensas que se puede escribir un texto de ventas que sea persuasivo sin apelar a las emociones?
¿Qué tipo de copywriter sería si en mis páginas de ventas no utilizo las emociones?
Pero por hacer esto no soy un especialista en marketing de emociones, porque con esa sola técnica no conseguiré satisfacer las expectativas de mis clientes.
Por eso, en este episodio del podcast vas a ver que es bastante pretencioso proclamarse como especialista en una materia que todos los que nos dedicamos a esto dominamos, porque de lo contrario no podríamos redactar textos efectivos.
Es más: sería algo así como si yo, que soy copywriter, le dijese a mis clientes que soy mejor profesional que el resto de mis compañeros porque soy experto en usar las palabras para que mis clientes vendan más, mientras que el resto de copywriters no son más que juntaletras sin capacidad para escribir textos de ventas.
Estoy convencido de que si usase estas técnicas de venta, tendría los días contados como profesional. Y yo soy de los que se quiere dedicar a esto toda la vida (o al menos mientras haya demanda y me queden fuerzas ☺).
De esto y de muchas más cosas hablo en este episodio 23 del podcast que puedes escuchar pinchando en el siguiente enlace:
Aquí tienes el texto completo de John Caples del que te hablo en el podcast:
